CHAKRA DEL SACRO - SVADISTHANA

El Chakra del Sacro se ubica a cinco centímetros debajo del ombligo y cinco centímetros hacia adentro.

Es nuestro segundo chakra personal y nos afecta especialmente entre los siete y los catorce años. Su energía es algo más liviana que el chakra anterior y fomenta en el ser humano la necesidad de conectar con el deseo, el placer, las emociones y la creatividad. También con la sexualidad y la abundancia.

Con este chakra activo, aprendemos a evaluar qué es suficiente para nosotros y cuánto necesitamos de cada aspecto de la vida para sentirnos cómodos con la realidad y las circunstancias.

El  control del flujo de las hormonas sexuales es parte de nuestro bienestar y la conexión con el mundo que nos rodea. El placer es el motor de los deseos y la creatividad. Si este chakra se manifiesta desequilibrado, lo notaremos en hinchazón en el vientre, grasa abdominal, obesidad y hasta enfermedades de los órganos reproductores.

Cuando todo en la vida se relaciona con el esfuerzo desmedido, carencias estructurales y conflictos permanentes, es que no podemos equilibrar las emociones que generan las experiencias difíciles y caemos en desesperanza, depresión y culpa.

Cuando nos sentimos irritables o agresivos necesitamos permitir que esas emociones se expresen para no retener el sufrimiento. Si no lo hacemos, nos sentimos hinchados, retenemos líquidos y eso sucede especialmente en las mujeres. Cuando ahogamos las emociones generamos lo que se llama un edema ideopático. El sentido del gusto se verá afectado y tendremos desequilibrios en el apetito.

También se puede afectar la sexualidad sintiendo que no tenemos derecho al placer.

Si creemos que lo que llega a nuestra vida nunca será suficiente y no confiamos en el proceso de la vida, la carencia se hará presente confirmando en la realidad lo que antes creamos en el espacio del pensamiento.

Conocer realmente qué, quién y cuánto será suficiente en la vida para sentirnos bien y conectados es la señal de un Chakra equilibrado que nos permite conectar con el entorno de una manera amigable y nutrirnos de todo aquello que la vida nos ofrece.